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sábado, 23 noviembre 2024
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Niños y niñas con discapacidad usan herramientas digitales para comunicarse en tiempos de pandemia

Te imaginas tener un alma y mente inocente como la de un niño en un cuerpo de adulto, además no poder oír o expresarte como se está acostumbrado y estar encerrado más de cuatro meses con temor de que un virus peligroso te haga daño; pues es así como viven las personas con discapacidad intelectual en esta época de pandemia donde muchos deben permanecer confinados sin poder abrazar y disfrutar de nuestro.

Pero esta pandemia no solo los ha obligado a confinarse, sino que los ha vuelto aún más vulnerables al punto de que ellos no pueden estar expuestos ante nada, porque eso les costaría la vida.

Afortunadamente, siempre hay ángeles en el camino, como Martha Villacorta Salvador y Janeth Rosillo, quienes al no encontrar centros adecuados para la atención de sus hijos decidieron fundar la “Asociación Amigos de la Sonrisa de Dios” que actualmente congrega a 50 niños, con discapacidad intelectual (síndrome de Down, retardo mental, sordomudos y autistas) entre las edades de 14 a 45 años.

“A los niños con discapacidad intelectual en un colegio estatal los reciben hasta los 18 años y de ahí simplemente acabo su nivel académico y los mandan a casa. Eso es deteriorarlos y nosotros buscábamos qué hacer para incentivarlos y sientan que la vida no acaba en el colegio, sino que tienen una oportunidad para crecer en la medida que puedan en habilidades y destrezas. Entonces decidimos formar la asociación”, comenta Villacorta.

Esta asociación sin fines de lucro creada hace 7 años, antes de la pandemia se reunía casi a diario con todos los 50 niños en un local de propiedad de la Juveco del A.H Fátima, al que solo se le pagaba por los servicios de agua y luz, para enseñarles talleres de dibujo y pintura, danza, manualidades, música, computo e incluso natación.

Pero desde la llegada de la pandemia del nuevo coronavirus todo se suspendió y entonces los niños empezaron a sentir estrés, angustia, miedo y temor. Ante ello, Martha Villacorta Salvador, presidenta de la “Asociación Amigos de la Sonrisa de Dios” y docente -ad honorem-en dicha asociación no dudo en actualizarse y utilizar diversas herramientas tecnológicas y aplicativos virtuales para seguir prendiendo una luz de esperanza en estos niños.

Esta mujer noble y valiente, quien además tiene un niño con discapacidad intelectual, decidió no rendirse y con el apoyo de los padres se arriesgó a enviar las tareas vía WhatsApp y organizar reuniones vía zoom para que los niños puedan comunicarse y saber que todos están pasando por este difícil momento y que más adelante volverán a abrazarse.

“Yo no iba exponer a mi hijo y menos iba a exponer el resto reuniéndonos en un local. Entonces tenía que ver la forma y lo que se me ocurrió fue de lunes a viernes enviar la tarea por WhatsApp y los sábados hacer reuniones vía zoom”, señala Villacorta.

Una mirada basta

La líder de la “Asociación Amigos de la Sonrisa de Dios” refiere que para los niños solo con mirarse y sociabilizarse a través de la pantalla es muy importante, pero sobre todo es la única manera de hacerles entender de que de esa forma se están cuidando.

“Ya mi hijo sabe que llega sábado y tienen que conectarse y me dice mamá ¡ya!, indicándome que saque la laptop porque sabe que va a ver a sus amigos. Entonces toda esa adrenalina que tiene se va controlando porque sabe que sus amigos están en la misma situación que él”.

Para Martha Villacorta Salvador, las personas con discapacidad intelectual son los primeros que sufren porque muchos no hablan y son personas que se sienten impotentes de no poder expresar lo que sienten en ese momento y de por si se estresan.

“Yo te lo puedo explicar en carne propia por mi hijo. Él tiene casi cuatro meses que no sale y no le prohíbo cosas acá porque sería quitarle totalmente toda su vida, no le puedo decir no hagas esto, no hagas lo otro porque si no lo puede hacer en la calle, entonces lo mínimo que puedo permitirle es que juegue en casa, en la sala, que desordene lo que quiera porque es parte de ellos”, señala Villacorta.

La presidenta de “Asociación Amigos de la Sonrisa de Dios” refiere que además las personas con discapacidad intelectual son personas que se sienten impotentes de no poder expresar su angustia, miedo y temor frente a esta pandemia.

“De nosotros depende de que ellos tomen esto como algo que está sucediendo pero que va a pasar y que es parte de la vida que ellos tienen que aprender “, dijo.

Su mayor limitación

No tener un ambiente adecuando para reunirse y brindar los talleres de capacitación a los integrantes de esta asociación es la mayor preocupación de su líder, quien espera que las autoridades le puedan brindar un espacio para poder trabajar con tranquilidad el próximo año. 

“Nosotros teníamos un contrato con la JUVECO de Fátima por tres años y en diciembre de este año termina. Nuestra preocupación es no saber si el próximo año continuaremos con ese contrato porque cambio la directiva de la JUVECO y no sabemos si nos van a aceptar o no”, señaló Villacorta.

Actualmente, el local donde realizaban sus reuniones se encuentra alquilado como almacén debido a que la asociación no está pagando para seguir reservando dicho espacio.

Pero frente a esta limitación ellos no se amilanan. Los integrantes de esta asociación han participado en muchas competencias obteniendo muchas medallas y trofeos. El año pasado viajaron una semana a Ecuador, y para ello; vendieron tres mil llaveros que fueron elaborados por los niños con discapacidad intelectual.

Y es que esta asociación tiene 50 motivos para sobrevivir, aunque eso les cueste buscar su propio financiamiento para para poder solventarse.

Informe: Merly Manrique

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