Los daños a consecuencia de las lluvias se hacen más notorios en la costa. Sin embargo, hay familias en la sierra de la región Piura que viven aislados debido a la interrupción de carreteras y a la indiferencia de un Estado que los vuelve invisibles.
Ayabaca es conocida a nivel nacional e internacional por la festividad del Señor Cautivo. Es una de las siete provincias de Piura que también se encuentran afectada por el fenómeno climatológico. Las autoridades reportan a la fecha más de 120 caseríos aislados durante una emergencia de nivel 5 que no viene siendo atendida como tal.
«Son más de 300 caseríos y solo nos presupuestaron 100 mil soles para las emergencias, esto es indignante. Presidenta Dina Boluarte, reaccione y dirija bien el país, sea consciente», cuestionó el alcalde Darwin Quinde, cuya capacidad de respuesta local ha sido desbordada por el nivel de afectación que vienen causando las fuertes precipitaciones.
El fin de semana, un grupo de familias del caserío Israel, en el distrito de Montero, fueron evacuadas hacia el coliseo municipal tras el peligro de deslizamiento por el agrietamiento de la tierra. La provincia soportó una intensa lluvia que volvió a destruir los caminos que comunican a sus más de 300 caseríos.
En esta situación se encuentran las vías Arraypite Alto – Ayabaca y Ayabaca-Jilili-Sicchez, dado que la maquinaria municipal no es suficiente para devolver la transitabilidad.
En el sector de Yacucate C.C de Chocan, los pobladores también están aislados debido a que la plataforma de la carretera fue arrastrada por los deslizamientos de tierras a consecuencia de las fuertes lluvias.
«Han pasado más de cinco años (de la reconstrucción), vemos obras abandonadas y mal hechas. Sin drenaje pluvial. En la sierra hay obras abandonadas como la carretera Canchaque-Huancabamba. Las rondas campesinas nos mantenemos en pie de lucha. Vamos a seguir vigilantes», señaló.
Las autoridades insisten en su pedido al gobierno central para que atienda la emergencia que se vive en todas las provincias, sobre todo las más alejadas, donde las familias siguen sin recibir la ayuda prometida.