El expresidente Alejandro Toledo ya se encuentra en penal de Barbadillo, ubicado dentro de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) en el distrito de Ate, en Lima, tras ser extraditado desde Estados Unidos. En este penal actualmente están presos los expresidentes Alberto Fujimori y Pedro Castillo.
Toledo Manrique llegó anoche en un helicóptero que aterrizó en la cancha de fútbol del mencionado recinto donde cumplirá 18 meses de prisión preventiva mientras se le investiga por delitos de corrupción.
La mañana del domingo, tras aterrizar en Lima en un vuelo comercial procedente de Los Ángeles, el ex jefe de Estado asistió a la audiencia de control de identidad en la sede de la Corte Superior Nacional
El ex líder de Perú Posible gobernó el Perú entre 2001 y 2006, precisamente tras una ardua jornada de lucha anticorrupción que lideró durante la «Marcha de los Cuatro Suyos» contra el gobierno del sentenciado Alberto Fujimori, con quien ahora compartirá la prisión de la Diroes.
Toledo se entregó el pasado viernes a las autoridades estadounidenses en cumplimiento de lo dictado por una Corte de California, que desestimó su último recurso para evitar su extradición.
Investigado por corrupción
Precisamente este magistrado ordenó detención preventiva contra el expresidente desde el 2017.
Sus descargos
Primero fue acusado de lavado de activos por la compra de dos inmuebles a nombre de su suegra, valorados en unos US$4,5 millones, con fondos presuntamente no declarados.
Estas adquisiciones se realizaron, según la fiscalía, a través de una empresa «fantasma» creada en Costa Rica bajo el nombre de Ecoteva.
Poco después fue vinculado con el escándalo internacional de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
En noviembre de 2016, Jorge Barata, exdirector de Odebrecht en Perú, aseguró a la Fiscalía de ese país que la constructora le pagó US$20 millones a Toledo a cambio de la adjudicación de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur.
El contrato para construir esta vía, que une el sur de Perú con Brasil, se firmó en agosto de 2005.
Barata, sin embargo, habló de un monto superior y dijo que los sobornos ascendían a US$31 millones. Finalmente la fiscalía peruana ubicó el monto en alrededor de US$25 millones.
El dinero habría sido transferido a cuentas offshore del empresario peruano-israelí Josef Maiman, amigo de Toledo en ese entonces y luego colaborador de la fiscalía peruana. Maiman, en declaraciones a los fiscales citadas por medios peruanos, afirmó haber recibido hasta US$35 millones como sobornos para Toledo.
De esta cantidad, cerca de US$4 millones corresponderían a sobornos de Camargo Correa, otra constructora brasileña, para la adjudicación del tramo 4 de la Interoceánica, según Maiman.
La defensa de Toledo ha alegado que Maiman ha incurrido en contradicciones y que es el empresario quien debe probar que los pagos que recibió iban destinados a Toledo.
Los presuntos sobornos fueron parte de un paquete de coimas a mandatarios y funcionarios latinoamericanos que ejecutivos de la constructora reconoció ante las autoridades judiciales estadounidenses. Cifraron los pagos en cerca de US$788 millones.
Por qué se demoró tanto su extradición
Con la llegada de Toledo a Perú culmina un largo proceso de extradición iniciado en 2017.
El expresidente logró con una sucesión de recursos dilatar el proceso durante años.
En sus sucesivos recursos, la defensa de Toledo aseguró que no había seguridad de que se le fuera a juzgar con las debidas garantías en Perú.
El expresidente fue inicialmente encarcelado en un penal de San Diego pero fue liberado por motivos de salud en espera de que se resolviera el proceso.
En su última entrevista, cuando ya se conocía su inminente extradición, Toledo pidió a las autoridades judiciales de su país que en lugar de encarcelarlo se le imponga un arresto domiciliario: «No me maten en la cárcel; déjenme luchar con nuestros argumentos», reclamó.
@pirhua.pe #Toledo ya está en manos de la justicia peruana
Con información de BBC.