El 25 de abril, Saturnino Pérez Romero de 51 años, ingresó al Instituto Nacional Cardiovascular – INCOR, luego de que presentara síntomas respiratorios del Covid-19: fiebre alta, dolor de cabeza y malestar general.
En la Unidad de Cuidados Cardiacos Agudos (UCCA) se le realizó la prueba rápida y molecular de COVID-19, y el resultado fue positivo. Se le diagnosticó neumonía a causa del virus Sars-Cov2 y fue trasladado al área designada para el tratamiento pacientes cardiacos con coronavirus.
Saturnino fue operado por un trasplante de corazón el 5 de enero de 2019 en el INCOR, debido a que presentaba una falla cardiaca avanzada. Su corazón era incapaz de bombear sangre a los diferentes órganos del cuerpo, y los tratamientos convencionales y las terapias avanzadas no surgían efectos. El trasplante era la única alternativa viable para mejorar su condición. Se le realizó con éxito la operación y su estado de salud mejoró rápidamente.
VULNERABLE AL COVID-19
Los pacientes con trasplante cardiaco tienen mayor vulnerabilidad ante del COVID-19, siendo susceptibles a desarrollar la enfermedad de manera más severa. Ellos reciben un tratamiento inmunosupresor especial para que su nuevo corazón sea asimilado por el organismo, y eso los convierte en una población de riesgo al igual que las personas con VIH, diabetes, cáncer, enfermedades renales, hepáticas, respiratorias, entre otras.
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Como en el caso de Saturnino, la atención oportuna y especializada es indispensable para salvar la vida de un paciente. El trasplantado cardiaco recibió el tratamiento que mandan los protocolos sobre el COVID-19 y se le retiró algunos de sus medicamentos inmunosupresores.
Además, se le aplicó en las dos últimas semanas un tratamiento endovenoso que consiste en el suministro de antibióticos para que supere la enfermedad respiratoria. La respuesta a todos los procedimientos y cuidados fue favorable, y ahora se encuentra recuperado y estable.
“El trasplante para mí ha sido nacer nuevamente. Ahora he superado el COVID-19. Gracias a los médicos, las enfermeras y las técnicas por tratarme como su familia” comentó emocionado Saturnino Pérez.
El paciente deberá ahora continuar con su medicación inmunosupresora y seguir el programa de trasplante cardiaco de INCOR, donde se monitorea su salud de forma constante. Por el momento no puede realizar actividades físicas que exijan esfuerzo y deberá permanecer en su casa aislado al menos por diez días.
“Fue un reto bastante difícil. Cuando recibimos a una persona con esas condiciones, tenemos muchas probabilidades de perderlo, sin embargo, trabajando en equipo y con mucha fe no perdemos la esperanza de recuperar a nuestros pacientes” remarcó el Dr. David Gálvez Caballero, presidente del Comité de Trasplante Cardiaco y jefe de Cardiología del INCOR.