Chan Chan, la majestuosa ciudad de adobe ubicada en Trujillo, región La Libertad, enfrenta una grave amenaza. Esta joya arqueológica, reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, está siendo afectada por la acumulación de basura y escombros en sus alrededores.
El problema se centra en las zonas aledañas al palacio Nik An, también conocido como Tschudi. Este sitio, que atrae a cientos de miles de turistas anualmente, se ve rodeado por caminos repletos de desechos, poniendo en peligro no solo el complejo amurallado sino también la salud de los habitantes locales.
“SOMOS OLVIDADOS”
Victoria Cruz Casiano, representante del sector Los Portales de Huanchaco en Villa del Mar, expresa la frustración de los residentes. “Nosotros somos olvidados, olvidados por las autoridades. Pero cuando quieren votos, ellos vienen a ofrecer, ganan y nunca se asoman más”, manifiesta.
A pesar de que el Ministerio de Cultura ha colocado muros azules para señalar la zona protegida de Chan Chan, los vecinos sienten que no se cumple con la labor de custodia. Ballardo Pereda Gil, presidente de la comunidad autogestionaria Villa Huanchaco, menciona intentos fallidos de contención, como la instalación de espinos que resultaron ineficaces.
“El espino no era, pues, digamos una barrera exclusiva para la gente, porque pasaban, por un lado, y votaban justamente al lado de esas plantas, la basura todo, y en el aire quedaban los papeles mismos por las calles a adyacentes”, relata.
¿QUÉ HACE EL MINCUL PARA LIMPIAR CHAN CHAN?
El alcalde del centro poblado menor El Trópico, José Fernando Marquina, recuerda también una experiencia reveladora. Al intentar limpiar el Camino Chimú, que se había reducido de siete a dos metros de ancho debido a la basura, se encontró con una respuesta inesperada del Ministerio de Cultura.
En lugar de recibir apoyo arqueológico para guiar la limpieza, el Ministerio envió un grupo de abogados. “Nosotros estábamos haciendo la limpieza y el Ministerio de Cultura, lejos de mandar de repente un arqueólogo, 2 o 3 arqueólogos para que nos dé las pautas de cómo hacer la limpieza, nos trajeron un pool de abogados. Nos trajeron como 6 abogados en el momento en que estábamos con la maquinaria haciendo limpieza. Uno tiene que vivir con la cultura, un recuerdo, cuidar, pero también con el vecino que está en la actualidad”, narró.
Esta acción ejemplifica la desconexión entre la necesidad de preservar el patrimonio y atender las necesidades actuales de los habitantes, explica el alcalde Marquina.
Los residentes y autoridades locales solicitan que el Ministerio de Cultura facilite el recojo de basura o permita jornadas de limpieza supervisadas por arqueólogos en Chan Chan. Buscan un equilibrio entre la preservación cultural y la salud pública, pero encuentran obstáculos burocráticos que dificultan estas iniciativas.
“Solicitar permiso para una jornada es un tema bien engorroso, cuando nosotros conversamos con ellos dicen que no tienen recurso, siempre es el tema de que ellos no tienen recursos, pero nosotros no tenemos recursos tampoco pero sí podemos gestionar. Pero nos encontramos con esta traba cuando queremos hacer la limpieza”, manifiesta el alcalde.
En su opinión, no existe voluntad para erradicar esos focos contaminantes.«Si hubiese voluntad, imagínese, ese camino estuviese limpio y tuviera un mantenimiento, pero lleva así años. Yo tengo 44 años, nacido aquí, y toda mi vida ese camino ha estado lleno de basura y lleno de desmonte y siempre las trabas, no solamente con nosotros, sino con todas las autoridades. Siempre las trabas de que no se puede hacer la limpieza porque vas a tocar el tema arqueológico, la ecología y no se puede tocar. Tenemos una población, tenemos niños, adultos mayores, que merecen una vida digna y también merecen, pues, un espacio limpio“, insiste el alcalde del centro poblado El Trópico.
INICIATIVAS CIUDADANAS
Ante la falta de acción oficial, los habitantes han tomado medidas por cuenta propia. Han realizado plantaciones como cerco perimétrico e instalado tranqueras para evitar el vertido ilegal de basura. Estas acciones ciudadanas demuestran la iniciativa de la comunidad frente a la aparente inacción de las autoridades.
Sin embargo, estas soluciones creativas tampoco han sido bien recibidas por el Ministerio de Cultura. Según Ballardo Pereda, representantes del Ministerio se presentaron con abogados para detener estas iniciativas, argumentando que también podrían poner en peligro el patrimonio cultural.
“Cuando empezamos a sembrar este cerco, ellos (autoridades del Mincul), pensaban que era también otro tipo de invasión que querían hacer como muchos lo han hecho. Les dijimos que no, yo inclusive conversé con los representantes, una arqueóloga vino, abogados, le dije que no es esa la intención; la intención es evitar que la gente siga votando basura y que con esas plantas se ha frenado algunas partes. Al principio dijeron que no y después no dijeron nada”, recordó.
La situación ha profundizado las diferencias entre el Ministerio de Cultura y la población local. Los residentes buscan protegerse y proponer soluciones que podrían implementarse en conjunto, sin afectar ni a Chan Chan ni a los moradores, pero encuentran resistencia institucional.
Al intentar obtener la versión del Ministerio de Cultura para este informe, no se logró una entrevista directa. El Ministerio optó por solicitar que las preguntas fueran enviadas por escrito, sin proporcionar respuestas dentro del plazo de producción de este reportaje.
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