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lunes, 29 abril 2024
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La carpa de la alegría que cambió vidas en Pedregal Grande

  • Por: Irina Mauricio Trelles

Han pasado seis años desde que conocimos a Rosa Maribel Vilcherrez Valverde en Piura. Ella nos recibe en una carpa de protección y contención socioemocional que UNICEF instaló en Pedregal Grande (Catacaos- Piura) en el 2017 luego de las inundaciones provocadas por el Fenómeno de El Niño Costero y que aún funciona.

Maribel no está sola en la “carpa de la alegría”, la acompañan los que fueron los primeros usuarios de este espacio de protección. La mayoría son ahora adolescentes y otros universitarios. Todos recuerdan con cariño su paso por este lugar.

“Iba a cumplir 10 años cuando se inundó mi casa. Vi como el agua subía rápidamente. No tuvimos tiempo para nada, el agua daba hasta el cuello de una persona adulta. Estuvimos 4 meses afuera de la casa. Cuando regresamos, todo era barro. Los adultos se quedaban limpiando y nosotros íbamos a la carpa, cantábamos, jugábamos, conversábamos, todo era muy bonito, hice amigos nuevos”, recuerda Joaquín Lachira Yovera (16).

“La carpa era nuestro lugar favorito. Nos divertíamos y olvidábamos de todas las cosas malas. El día de la inundación, la gente gritaba, lloraba y nos sacaron en ollas y tinajas, era una tristeza y una pobreza de todo el pueblo. Después de dos meses regresamos y nos íbamos a la carpa para olvidarnos de todas esas cosas malas. Yo vine seis años a la carpa, me gustaba”, asegura Cristopher Estrada Sandoval, quien ahora tiene 12 años y durante la emergencia apenas tenía 6 años.

Junto a ellos está la nueva generación de beneficiarios porque la “carpa de la alegría” nunca cerró, aún sigue funcionando. Ya no lo hace todos los días sino en fechas especiales, pero cuando llueve, Maribel siempre abre las puertas para recibir y proteger a las niñas y niños.

La vida de Maribel ha sido contada en los medios de comunicación de Piura. Sobrevivió, en Pedregal Grande, a la inundación del río Piura durante el Fenómeno de El Niño Costero del 2017. Pasó una noche en el techo de su casa junto a su hija Marcia Alejandra. Vio por las calles sus cosas. Todo su esfuerzo se lo llevó el río, pero agradecía estar viva.

Maribel y Marcia partieron al desierto de la carretera Piura-Chiclayo, era el único lugar que tenían para refugiarse. Pasó hambre, sed, miedo y enfermedad, pero aprendió a liderar primero una olla común, luego se convirtió en promotora de protección.

“Recibí charlas, trabajé con los niños, les enseñamos sus derechos, cómo protegerse de la violencia física o prevenir un ataque sexual. Los cuidamos, jugamos mucho con ellos porque estábamos tristes, traumados por lo que nos tocó vivir con la inundación, pero sabíamos que ellos no debían seguir así”, recuerda.

Pasó cuatro meses en ese espacio, pero enfermó de dengue y fue trasladada a Piura para recibir atención médica. Su familia decidió dejar el desierto y recuperar su casa.

De vuelta a Pedregal Grande, su hija descubrió una carpa. Esta también había sido instalada por UNICEF en la calle Comercio con apoyo del municipio delegado. Por segunda vez, Maribel se convirtió en voluntaria de protección. Esa experiencia la llenó de confianza. Consiguió una beca para postular a Senati. Ya tiene su título.

Ahora estudia para docente de Arte en la Escuela de Bellas Artes de Piura. Maribel asegura que comprendió que estudiar y servir a la comunidad eran importantes para el desarrollo personal y de su pueblo. Este año, su hija Marcia ingresó a la universidad para estudiar Derecho.

«Mi hija ha comenzado a elaborar un proyecto para ayudar a las niñas y niños de Pedregal, comenzará por algo pequeño para Navidad y a mí eso me llena de orgullo, siento que mi hija ha entendido que podemos servir, sin esperar nada a cambio” sostiene.

Para mayor información www.unicef.org/peru ,o en UNICEF favor contactar a Sandra Esquén al
celular 99323-8427, e-mail sesquen@unicef.org y/o a Irina Mauricio al celular 94226-5742, e-mail mmauricio@unicef.org

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